Tuluá necesita un Alcalde impopular

Hoy día de elecciones en Colombia me dieron ganas de escribir, como siempre no se si bien o mal pero rescato que lo haré corto y concreto.

En medio de la polarización que vivimos no solo hoy sino de forma permanente en nuestro país, mi atención se concentra en la ciudad donde vivo, en Tuluá y si bien es importante que los grandes problemas del país se solucionen, también es para mí y otros 199.999 habitantes del Corazón del Valle que se resuelvan nuestros problemas.

La discusión y el debate con ideas o sin ellas se da hoy en lo nacional y el próximo año pasaremos a lo territorial, hecho que quizás haga esta publicación prematura, pero creo que nunca será temprano para opinar, aunque si puede ser muy tarde para reaccionar.

En Tuluá vivimos también los males que azotan a otras regiones del país, somos víctimas de un sistema de salud ineficiente, presas del miedo y la incertidumbre por la delincuencia, la extorsión, la inseguridad y la mal llamada insurgencia en la zona rural, tenemos serios problemas de convivencia ciudadana, nos cuesta cumplir las normas cuando vemos que nos afectan pero elevamos nuestra protesta cuando la violación de estas no tiene nada que ver con nuestras vidas, respetar una señal de prohibido parquear por citar un simple ejemplo.

Sufrimos serios problemas de movilidad por la ausencia de un verdadero plan que tenga en cuenta aspectos como el crecimiento del parque automotor, la precaria infraestructura vial urbana y la falta de gestión evidente para el mantenimiento de vías secundarias y terciarias, sumado a esto encontramos el reprochable comportamiento de muchos que escudados en la fatal concepción de que “somos un pueblo”, usan las vías a su antojo, en sentido contrario y protestan cuando alguna medida obliga a realizar un giro unas cuadras más allá de la tradicional vuelta en la esquina. Sin embargo esos mismos que protestan nunca dicen nada cuando están en grandes ciudades y deber recorrer kilómetros para buscar un retorno en una avenida.

Continuar mencionando los muchos problemas que como ciudad y sociedad local tenemos me llevaría más domingos y siendo justos, mencionar las grandes bondades de la región y su gente me llevaría años.

Pienso que en Tuluá aún tenemos posibilidades de resolver nosotros mismos parte de las situaciones propias de esta región y para ello es necesario que los habitantes de la Villa de Céspedes reflexionemos sobre nuestro papel a la hora de elegir y al momento de construir como habitantes del territorio, tanto en la ciudad como en el campo. Hay que tomar decisiones radicales para encontrar nuevos escenarios de desarrollo, por ejemplo, debemos decidir si continuamos beneficiando a las “empresas electorales” que tienen a los escasos círculos de poder local como botín y usan el erario para beneficio de unos pocos, muchos de ellos foráneos en vez de su ejecución para el beneficio de todos.

Debemos tomar la decisión de ser verdaderos veedores de la ejecución de los programas y proyectos por parte de las entidades en vez de continuar pasivos y complacientes comprados por un reconocimiento o por la permanencia en un club de aduladores, siendo temerosos de actuar para evitar el ataque en cualquier medio de comunicación local al servicio de la corrupción.

Con una clara incidencia de los resultados de la elección de Presidente el día de hoy, Tuluá tendrá una nueva oportunidad de elegir en primer lugar una persona que ejecute junto a un grupo de funcionarios un plan que nos saque del hueco en el que estamos, sin embargo aquí hay algo que debo señalar de forma clara, Tuluá necesita un Alcalde impopular.

Tuluá necesita un Alcalde que gobierne con autoridad y ejemplo, por eso quienes postulen sus nombres en el futuro inmediato deberían entender que muchas de las acciones que en realidad sirven para el beneficio de ciudad son impopulares. Trabajar por la movilidad de la ciudad requiere acciones impopulares basadas en el cumplimiento de la normatividad, lo que implica intervenir de forma concreta al transporte informal evitando caer en el sofisma de la libertad de empresa y el derecho al trabajo. Ordenar la ciudad requiere el ajuste y cumplimiento del POT y esto en principio implica ejecutar acciones frente a la invasión del espacio público y no me refiero a poner cuatro funcionarios a deambular por las calles del centro de la ciudad para que terminen comiendo helado en las esquinas o publicar “acciones de recuperación” hoy para que mañana todo continúe igual.

Trabajar por la salud en el municipio es importante, dejando de lado el discurso de la jurisdicción y la responsabilidad de otras entidades con los privados, se necesita más y mejor gestión. Así mismo en muchos frentes, como el sensible escenario de la seguridad, aquí se necesita asumir responsabilidades y no seguir escudado en argumentos pobres como que eso es una problemática nacional.

Pero todo esto inicia si nosotros como electores tenemos la capacidad de reflexionar sobre nuestro papel, lo primero es reconocer que también somos parte de la solución y como tal debemos ser activos como agentes de cambio y desarrollo, así mismo, debemos concebir a los funcionarios públicos como eso, funcionarios que tiene  unos deberes y derechos que de acuerdo a los objetivos misionales de las entidades deben responder a las necesidades comunes de las sociedad, no un grupo reducido de ciudadanos complacientes.

Como electores no podemos permitir que se juegue con  nuestra inteligencia y aquí toma de nuevo validez el concepto de Candidatos Impopulares, pues aquel que promete de todo seguro no cumplirá nada, aquel que por “estrategia” evita exponer propuestas que solucionen situaciones por el temor a perder los votos de un sector de la población, este es el candidato que le dice quienes violan las normas que no los tocará y a su vez le dice a los afectados que será contundente en el cumplimiento de las normas.

Como electores debemos tener la capacidad de entender que es discurso y que en realidad es propuesta, quien tendrá la capacidad de ejecutar esas necesarias medidas impopulares que necesita Tuluá y quien pretende llegar para continuar permitiendo que Tuluá sea la caja menor de unos pocos.

Infortunadamente es nuestro sistema electoral un adefesio diseñado para permitir el acceso al poder de unos pocos, pero no puede ser esto excusa para alejarse y limitarnos a decir que nada sirve; debemos ser parte activa y buscar que en su mismo juego los llevemos a cumplir.

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