El siglo XXI se caracteriza por un fenómeno sin precedentes: la mayoría de la población mundial reside en ciudades. Esta urbanización acelerada, si bien trae consigo grandes oportunidades y beneficios, también ha exacerbado las desigualdades sociales y económicas. Las ciudades, en lugar de ser espacios de prosperidad para todos, se han convertido en escenarios donde la exclusión y la marginación son palpables.
La realidad de la exclusión urbana
Un aspecto crucial de esta problemática es la existencia de asentamientos precarios, donde millones de personas viven en condiciones de vulnerabilidad y marginación. Se estima que esta población aumentará significativamente en las próximas décadas, lo que representa un desafío mayúsculo para la construcción de ciudades inclusivas.
Las causas de la exclusión
Las causas de esta exclusión son multifacéticas. En muchos casos, las necesidades específicas de las comunidades marginadas son ignoradas a nivel institucional, lo que se traduce en políticas y servicios públicos que no benefician a quienes más los necesitan. Incluso la “ventaja urbana”, la idea de que la proximidad a servicios y oportunidades mejora la calidad de vida, se convierte en un mito para aquellos que, a pesar de vivir cerca de hospitales u otras instituciones, no pueden acceder a ellos debido a su condición social o económica.
Hacia una ciudad inclusiva: Rompiendo barreras
Para construir ciudades verdaderamente inclusivas, es fundamental reconocer la marginación e invisibilidad que sufren ciertos grupos. La planificación urbana debe incorporar la perspectiva de estos grupos, garantizando su participación en los procesos de toma de decisiones.
El empoderamiento y la participación ciudadana son pilares fundamentales en la construcción de ciudades inclusivas. Es esencial dar voz a los niños, quienes son los más afectados por la pobreza urbana. La acción comunitaria, especialmente aquella impulsada por los propios habitantes de las zonas marginadas, es crucial para la creación de soluciones locales efectivas.
Las ciudades, como receptoras de un flujo constante de migrantes, tienen una oportunidad única para fomentar la integración. Una integración exitosa no solo beneficia a los recién llegados, sino que enriquece el tejido social y cultural de la ciudad.
El rol de las políticas nacionales
Las políticas nacionales juegan un papel crucial en la capacidad de las ciudades para ser inclusivas. Es necesario que los gobiernos nacionales reconozcan el impacto de sus políticas migratorias en la integración de los recién llegados. Las ciudades deben alzar su voz para abogar por políticas nacionales que promuevan la inclusión y la equidad.
La educacion de las próximas generaciones
Hace poco hablaba con mi amigo Emilio Guerra, Vicerrector de la Universidad Autónoma de Chile y me contaba sobre el interés particular por revisar la formación de las próximas generaciones de Chilenos, pues es claro que son y serán hijos de migrantes de Colombia y Venezuela que hoy requieren una inclusion general en la sociedad del país austral. Esa inclusion parte por entender sus costrumbres, necesidades y la convergencia con el modelo de desarrollo social y económico de Chile.
El futuro es ahora
Construir ciudades inclusivas es un imperativo moral y una necesidad pragmática en el siglo XXI. Requiere un esfuerzo conjunto de gobiernos, sociedad civil y sector privado. Es un llamado a la acción para crear ciudades más justas, equitativas y sostenibles para todos.